Reconocimiento de la gastronomía samaria como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación

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Bogotá, 24 de septiembre del 2024. El pasado martes 23 de septiembre, el senador Julián Gallo Cubillos, desde la bancada Comunes, lideró la radicación de un Proyecto de Ley para declarar la gastronomía tradicional y ancestral de Santa Marta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

Con esta iniciativa, el senador busca reconocer el profundo valor histórico y cultural de la cocina samaria, así como su papel en la construcción de identidad. Al mismo tiempo, subraya su potencial para impulsar el desarrollo económico, social y turístico de la región.

Cocina samaria: memoria, territorio y mestizaje

Para el senador Gallo, la cocina samaria es una expresión viva de memoria y mestizaje, producto de los encuentros culturales entre pueblos indígenas —kogui, arhuacos, wiwas y kankuamos—, comunidades afrocolombianas, colonos españoles y migrantes árabes.

Cada preparación está estrechamente ligada al mar Caribe, la Sierra Nevada y el río Magdalena. Desde platos como el cayeye y el mote de queso, hasta el arroz con chipi chipi, el cabrito guisado o el pescado frito con arroz de coco, cada receta cuenta una historia de resistencia, adaptación y transmisión cultural.  Reconocer esta riqueza culinaria, afirma el senador, es honrar la memoria colectiva y fortalecer la diversidad cultural del país.

Más que ingredientes: identidad, memoria y diversidad

El proyecto también resalta que muchos de estos alimentos poseen significados espirituales, especialmente en las comunidades indígenas de la Sierra Nevada, donde se mantienen prácticas como el consumo ritual del chirrinchi, el mambe o la chicha de maíz.

Esta diversidad culinaria no solo alimenta el cuerpo, sino que nutre la memoria colectiva y la identidad regional de Santa Marta, convirtiéndose en un símbolo de encuentro y de orgullo cultural.

Impulso al turismo, la economía local y el empleo

Bajo el liderazgo del senador Julián Gallo, la iniciativa plantea que la comida ancestral y tradicional de Santa Marta puede convertirse en un motor de crecimiento económico, social y cultural.

Al reconocerla como Patrimonio Cultural Inmaterial, se abren oportunidades para fortalecer el turismo gastronómico, dinamizar las economías locales, proteger saberes ancestrales y generar empleo digno en comunidades rurales, urbanas e indígenas. Asimismo, este reconocimiento busca revitalizar prácticas sostenibles de cultivo y pesca, y posicionar a Santa Marta como un referente nacional e internacional de diversidad culinaria con raíces profundas en su historia y su territorio.

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