De los profetas apocalípticos de la política colombiana y otras hierbas: senador John Harold Suárez

 Bogotá D.C., abril 12 de 2021 (Columna del s. John Harold Suárez).-Es muy fácil para aquellos que nunca han gobernado, o que cuando lo han hecho su gestión ha sido deplorable, salpicada de escándalos, corrupción e ineficiencia, hacer política con las herramientas del desprestigio y de los ataques sistemáticos con verdades a medias a los gobernantes y a quienes desde el Congreso de forma responsable, alejada de cálculos electoreros, apoyan las medidas necesarias para llevar soluciones que conlleven a la reconstrucción social y económica de nuestro país, buscando un mejor presente y un futuro para nuestra sociedad.

En medio de esta terrible pandemia presenciamos un recrudecimiento de las acciones de los violentos alimentados por el narcotráfico, un verdadero cáncer, sobre el que muchos se hacen los de la vista gorda saboteando desde el legislativo o en medios de comunicación todas las estrategias gubernamentales encaminadas a combatirlo como la fumigación y la cooperación internacional.

Los profetas que proclaman tener la vara mágica para solucionar los múltiples problemas de la Patria encantan a muchos con lo que la gente quiere escuchar, pero no con lo que es responsable hacer.

Las finanzas de la Nación se encuentran golpeadas y para sostener y ampliar los programas sociales deben tomarse decisiones tributarias. Para el presidente Iván Duque, en su último año de gobierno y para nuestro partido, Centro Democrático, lo fácil sería no hacer nada y dejarle la responsabilidad al próximo presidente en el 2022; pero se corre el riesgo de que, al no tomar medidas, se presenten grandes tribulaciones económicas que lleven turbas a las calles con hambre, generando asonadas y violencia, alimentados por los grupos armados organizados y por aquellos que nutren el caos desde sus trincheras políticas o desean la anarquía.

No olvidemos que compartimos más de 2.219 km de frontera con Venezuela, gobernada por un dictador demente y belicoso buscado por políticos colombianos para financiar sus campañas electorales, que han llevado a huir a nuestro país a más de 1.742.927 venezolanos, profundizando nuestros problemas sociales, ante los cuales, la comunidad internacional debe pasar de las palabras a trasferir recursos a nuestra nación para su atención, ya que es un problema social que afecta a todo el continente.

Quiero decirles a esos mesías apocalípticos que ojalá el pueblo colombiano no se equivoque en 2022. No se trata de apoyar por capricho a un candidato del gobierno y del continuismo, o un candidato del centro o de la derecha, sino que las riendas de nuestro país no deben ser entregadas a quienes no tienen el conocimiento, o lo que es peor, si lo tienen, pero de manera maquiavélica repiten diariamente que bajo su mandato tendremos ríos de leche y miel con un Estado paternalista que debe entregar todo gratis, donde la propiedad privada, tal como la hemos conocido en nuestra vida republicana será un recuerdo, y que los impuestos son un capricho, aun cuando algunos de estos mesías en el pasado promovieron aumento del impuesto predial y de valorización.

Sobre el tema tributario apoyaré las medidas de austeridad que se deban tomar y los proyectos de nuestro partido, curiosamente hundidos por esos mesías, que lleven a la reducción del número y salario de congresistas; por favor, no sigan diciendo que los productos básicos de la canasta familiar van a ser gravados, eso no es cierto; cambien ya de discurso, sean proactivos y presenten propuestas.

Cuidemos a nuestra patria de los nerones de la política que quieren ver a nuestro país en llamas.


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