Bajar impuestos, subir salarios

Bogotá D.C., enero 7 de 2020 (Columna s. Nicolás Pérez) ¿Cuál fue el incremento real del salario mínimo para el 2020? ¿Hace cuánto tiempo el país no tenía un crecimiento del mínimo tan alto? ¿Qué relación tiene la inflación con el aumento del salario mínimo? ¿Puede el país aumentar el mínimo de manera indiscriminada?

Una de las principales consignas que sostuvimos desde el Centro Democrático durante las campañas al Congreso y a la Presidencia en el 2018 fue la de reducir los impuestos a las empresas y, de manera paralela, aumentar el salario de los trabajadores.

Esta, lejos de ser una propuesta populista, es la materialización de una visión de país donde empresarios y trabajadores cooperan en el marco de una economía fraterna, lo cual se traduce en que se deben eliminar las altas tasas de tributación que ahuyentan la inversión y desestimulan el emprendimiento, al mismo tiempo que se han de mejorar las condiciones salariales de la población.

En este contexto, la decisión del Gobierno Nacional de aumentar por segundo año consecutivo el salario mínimo en 6% es completamente acertada, responsable y necesaria para mejorar la capacidad adquisitiva de los hogares colombianos.

En efecto, en el 2020 el salario mínimo tendrá el incremento real más alto de los últimos 36 años. ¿Por qué? La respuesta nos la da una sencilla operación matemática. Al momento de analizar cuánto aumenta en la práctica el salario mínimo hay que tener en cuenta dos factores: la inflación y el salario. El primero, indica el incremento en el costo de vida. El segundo, establece la remuneración que cada trabajador percibirá por su labor.

En este escenario, para establecer el incremento real del salario mínimo es necesario tomar el aumento decretado por el Gobierno, 6%, y a ese monto restarle la inflación, la cual, en el 2019, el Banco de la República proyectó en un 3%, lo que implica que el mínimo tendrá un crecimiento real en el 2020 del 3%, es decir el doble de la inflación.

La última vez que el País vio un incremento real del mínimo superior al 3% fue en 1984, cuando este aumentó un 5.4%. Sin embargo, en los últimos años Colombia vivió situaciones desalentadoras donde, por ejemplo, en el 2016 el anterior Gobierno aumentó el salario mínimo en 7%, pero como la inflación del 2015 fue de 6.7% el incremento real del mínimo fue de tan solo 0.23%.

Ahora bien, siempre que discutimos acerca del salario mínimo quisiéramos que este aumentara más y más. Al fin y al cabo, solamente el 15% de los trabajadores del País perciben más de dos salarios mínimos al mes, lo cual implica que el incremento del mínimo tiene un impacto más directo en el 85% restante que ganan menos de ese monto.

Sin embargo, se debe ser muy cuidadoso al momento de fijar el aumento del salario, dado que un incremento desproporcionado conlleva dos consecuencias: mayor inflación y desempleo. Por un lado, si el nivel de gasto de las personas crece exorbitantemente van a haber menos productos disponibles en el mercado, lo cual implica que estos aumenten su valor. En términos económicos, hay mayor demanda y menor oferta. 


Por ello, el incremento decretado por el Gobierno es completamente responsable y permitirá fortalecer, junto con medidas como los 3 días sin IVA, un mayor consumo de los hogares sin caer en demagogias que ponen en riesgo las economías de los países como sucede en Venezuela, donde el Gobierno en el 2019 aumentó el salario mínimo en un 375% mientras tiene una inflación de 1.000.000%.

Por otro lado, si bien los trabajadores recibirán $877.803 mensuales, el salario mínimo para los empresarios significa cerca de $1'361.181, dado que a la asignación básica se deben sumar las prestaciones sociales y los aportes a seguridad social. Teniendo en cuenta esto, un incremento exagerado del mínimo generaría un aumento en los costos de producción que las empresas no tendrían cómo soportar, lo cual implicaría recortes de las plantas actuales o la no contratación personal nuevo. Ambos escenarios bastante dañinos para nuestra ya afectada tasa de desempleo que ronda el 10%

Desde el Congreso no dudé en apoyar en la Ley de Crecimiento Económico la reducción de la tasa de impositiva de las empresas del 71.2% a cerca del 54.6% y de la misma manera respaldo el incremento del salario mínimo del 6% decretado por el Gobierno.

¡Menos impuestos y más remuneración!


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