Mientras el país estaba con la atención puesta en la calle, el Gobierno aprovechó para clavar el cuchillo fiscal.

Por : Nicolás Albeiro Echeverry A

Lo hicieron otra vez. Mientras el país se concentraba en el ruido de una marcha sin rumbo, el Gobierno jugaba su verdadera carta: un decreto letal que asfixia la economía de millones de colombianos. Nos tenían mirando hacia un lado, mientras por el otro lado nos metían la mano al bolsillo con total frialdad.

La marcha, vendida como una expresión de fuerza ciudadana, terminó convertida en un espectáculo desinflado. Poca convocatoria, mucha división y ningún resultado concreto. Un movimiento sin norte que sirvió, eso sí, como la cortina perfecta para que el Gobierno aprobara en silencio una de las medidas fiscales más agresivas de los últimos años.

El 28 de mayo de 2025, en medio del ruido del paro nacional, el Ministerio de Hacienda aprovechó el momento de mayor distracción social para firmar, sin mayor escándalo ni debate público, el Decreto 0572. No se trata de un documento más. Este decreto transforma de manera profunda y peligrosa el sistema de retención en la fuente, uno de los mecanismos más sensibles de la política tributaria.

Con precisión quirúrgica y sin consultar a nadie, el Gobierno decidió anticipar el cobro de impuestos, es decir, cobrarnos incluso antes de que tengamos los ingresos reales en nuestras manos.

Este decreto modifica el sistema de retención en la fuente, un mecanismo que ya funcionaba como anticipo forzoso de impuestos. Con los cambios, el Estado comienza a recaudar aún más temprano y con menos contemplaciones. ¿La razón? El país atraviesa una crisis fiscal profunda. 

El Gobierno no tiene caja para pagar sus obligaciones, no puede acudir al crédito internacional, y ha perdido la confianza de los mercados. En su desesperación, optó por la salida más fácil: trasladar la carga a quienes sí pagan.

Los cambios son tres, pero cada uno tiene un alto costo:

1. Aumentan las tarifas de retención: el porcentaje que le descuentan a los contribuyentes ahora es mayor.
2. Disminuyen los umbrales mínimos: se empieza a retener a personas con ingresos más bajos.
3. Se eliminan beneficios tributarios: antes ayudaban a mantener liquidez para operar; hoy, desaparecen sin aviso.

Aunque lo venden como una decisión técnica, es una maniobra política: adelantar el recaudo del año 2026 para gastarlo en 2025. Pan para hoy, hambre fiscal para mañana.

Los más afectados son:

• Empleados formales con ingresos medios y altos
• Trabajadores independientes por prestación de servicios
• Pequeños empresarios que cumplen la ley y tributan con responsabilidad

La narrativa oficial del irresponsable presidente que tiene Colombia intenta justificarlo en nombre de la equidad, pero los hechos gritan lo contrario: se castiga a quienes hacen parte de la economía formal, mientras la informalidad sigue creciendo sin control.

Las consecuencias serán visibles de inmediato:

• Menos liquidez para el consumo de los hogares
• Mayor carga tributaria para quienes ya cumplen
• Menos incentivos para contratar legalmente
• Aumento de la evasión y de la informalidad
• Desaliento generalizado al emprendimiento

Este decreto no solo golpea el bolsillo, golpea la confianza. Y sin confianza, se derrumba el pacto fiscal. Cuando los contribuyentes dejan de creer en el sistema, lo que sigue es una cadena de evasión, desinversión, desempleo y pobreza.¿Quién gana? Nadie. Ni siquiera el propio Gobierno. Porque recaudar por la fuerza, sin legitimidad ni diálogo, es cavar más hondo el hoyo fiscal en el que ya estamos.

El Decreto 0572 no soluciona la crisis. La agrava.No recauda mejor. Solo recauda antes.No es progresivo. Es regresivo.Y no construye justicia fiscal. Abre las puertas a un colapso institucional.

Mientras nos tenían distraídos con el paro, afilaban el cuchillo tributario y lo hundieron sin anestesia.Esto no fue un error técnico. Fue una jugada política.Y como tal, merece nuestra denuncia y nuestra resistencia.No nos dejemos confundir. El paro fue el ruido. Este decreto fue la verdadera agresión.Y la pagamos todos: usted, su familia, su empresa, su futuro.


Imprimir   Correo electrónico