El Senado y el país despiden a Miguel Uribe Turbay con un llamado a la esperanza y la unidad

El cardenal y arzobispo emérito de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, quien concelebró la Eucaristía para darle el último adiós al senador Miguel Uribe Turbay fue contundente en señalar el empobrecimiento ético y la polarización agresiva que “arruinan y dividen al país”, e instó a los colombianos a preguntarse si están dispuestos a trabajar por una Colombia unida y a respetarse mutuamente para detener “esta lamentable fábrica de muertos”.
Por: Paola Saldaña Bejarano
Bogotá, 13 de agosto de 2025. Oficina de Prensa – Senado de la República. Las honras fúnebres del senador Miguel Uribe Turbay, después de ser velado y visitado en cámara ardiente por miles de colombianos en el Capitolio Nacional, pasó a la Catedral Primada de Colombia a una Eucaristía concelebrada por el cardenal y arzobispo emérito de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, quien en la homilía fue enfático en afirmar: “La última palabra no la tiene la violencia, sino el amor y la vida”, e invitó a construir “la civilización de la unidad, del diálogo y de la solidaridad”.
La despedida contó con la presencia de monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico en Colombia, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, además congregó a los expresidentes César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos; la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez; el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán; el subsecretario de Estado de EE. UU., Christopher Landau. En representación del expresidente Álvaro Uribe Vélez asistieron su esposa, Lina Moreno, y su hijo, Jerónimo, congresistas, líderes políticos, representantes diplomáticos, familiares, amigos y ciudadanos que quisieron rendir un último tributo a su memoria.
En su homilía, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, hizo un llamado a transformar el dolor en una fuerza colectiva para la construcción de un país más unido y justo. Basándose en el Evangelio de las bodas de Caná, comparó la pérdida de vidas jóvenes por la violencia con “tinajas vacías” que dejan tristeza y luto en las familias. Invitó a seguir el ejemplo de la Santísima Virgen María, que supo afrontar la adversidad con fe y valentía, y a llenar nuevamente esas tinajas con el “vino nuevo” del amor, la reconciliación y el perdón.
Agregó el cardenal Rueda Aparicio: “Le pedimos al Señor que nos conceda a todos fortaleza y paz que nos dé a todos la luz de su palabra, la presencia viva del Espíritu Santo y la ternura valiente de la Virgen María. Solo así podremos avanzar con el dolor de estas heridas hacia la cultura nueva, la cultura del respeto social, de la dignidad humana y de la libertad con justicia. Con el mensaje de la Conferencia Episcopal de Colombia. Llamamos a los colombianos hombres y mujeres a no dejarnos robar la esperanza y a reaccionar pacíficamente, defendiendo los principios y los valores que nos constituyen como nación”.
Al finalizar la ceremonia religiosa, María Claudia Tarazona, esposa del Senador Uribe Turbay, recordó la fortaleza espiritual que la sostuvo durante su enfermedad y despedida: “Estos dos meses recibí a Dios en mi corazón, lo conocí y aprendí la paz de su presencia y la compañía de la Virgen María. Entregada por completo a ellos me pude preparar para el momento más desgarrador de mi vida, sin la presencia de Dios en nuestras vidas hubiera sido imposible soportar este terrible dolor” y agregó “La muestra de amor más grande de Miguel hacia mí es haber resistido a semejante brutalidad para darme el tiempo necesario de prepararme con Dios y la Virgen María en mi corazón para su muerte”.
Su padre, Miguel Uribe Londoño, evocó el dolor de perder nuevamente a un ser querido en circunstancias violentas: “En esta misma Santa Catedral, cargué en un brazo a Miguel y en el otro el ataúd de su mamá Diana, hoy 34 años después, esta absurda violencia también me arrebata a ese mismo niño que se convirtió en un hombre bueno, esposo amoroso, padre ejemplar y líder honrado y valiente, Miguel Uribe Turbay. Hoy 34 años después también tuvimos que decirle a mi nieto Alejandro, el pequeño hijo de cuatro años que deja Miguel, que también su padre fue asesinado”.
Además de expresar su dolor, agradeció el amor de los colombianos y de muchos más que se unieron en oración por su hijo “siempre estaré agradecido de todo corazón con las plegarias que millones de colombianos y personas alrededor de todo el mundo, elevaron por mi hijo Miguel Uribe Turbay, quien logró unir a colombianos de todos los colores políticos en una misma oración de fe, un fenómeno que no veíamos desde hace muchos años”
La ceremonia incluyó un homenaje musical con la interpretación de El Guerrero por Yuri Buenaventura y la Orquesta Filarmónica de Bogotá. El cortejo finalizó en el Cementerio Central, donde fue sepultado.
Las exequias del senador Miguel Uribe Turbay, así como su despedida durante estos tres días de cámara ardiente, trascendieron el adiós personal y político, convirtiéndose en un acto colectivo de fe y esperanza, que contó con oraciones del rito maronita, evocando las raíces libanesas de la familia Uribe Turbay, el rezo del Santo Rosario oficiado por congresistas y sacerdotes que acompañaron desde la fe a la familia durante todo el proceso. El mensaje que resonó: enfrentar el dolor con dignidad, mantener la esperanza y trabajar por un país más unido.